No se puede estar 100% seguro de la no existencia de Dios e inclusive de la Existencia de Dios desde el punto de vista científico, así pues, no es posible afirmar ninguna de las hipótesis con los medios que provee la ciencia. Ante esto, muchos de los ateos actuales cambian su estado de creencia a agnósticos, pues ellos siendo conscientes de la limitación y conforme a las misma objetividad científica, no pueden afirmar que Dios no existe, inclusive el mas famoso ateo del mundo Dawkins está de acuerdo con esto y aseguró que es mas bien agnóstico. Así lo muestra este articulo que comenta el debate que se dio en la universidad de Oxford entre Dawkins y el arzobispo anglicano Rowan Williams.

Así dice el cardenal Joseph Ratzinger:
"el creyente sólo puede realizar su fe en el océano de la nada, de la impugnación y de lo problemático; el océano de la inseguridad es el único lugar donde puede recibir su fe;no pensemos que el no creyente es el que, sin problema alguno, carece de fe. Como hemos notado antes, el creyente no vive sin problemática alguna, sino que siempre está amenazado por la caí da en la nada. Pero los destinos de los hombres se entrelazan: tampoco el no-creyente vive dentro de una existencia cerrada en sí misma, ya que incluso a aquel que se comporta como positivista puro, a aquel que ha vencido la tentación e incitación de lo sobrenatural y que ahora vive una conciencia directa, siempre le acuciará la misteriosa inseguridad de si el positivismo siempre tiene la última palabra. Como el creyente se esfuerza siempre por no tragar el agua salada de la duda que el océano continuamente le lleva a la boca, así el no creyente duda siempre de su incredulidad, de la real totalidad del mundo en la que él cree. La separación de lo que él ha considerado y explicado como un todo, no le dejará tranquilo. Siempre le acuciará la pregunta de si la fe no es lo real. De la misma manera que el creyente se siente continuamente amenazado por la incredulidad, que es para él su más seria tentación, así también la fe siempre será tentación para el no- creyente y amenaza para su mundo al parecer cerrado para siempre. En una palabra: nadie puede sustraerse al dilema del ser humano. Quien quiera escapar de la incertidumbre de la fe, caerá en la incertidumbre de la incredulidad que no puede negar de manera definitiva que la fe sea la verdad. Sólo al rechazar la fe se da uno cuenta de que es irrechazable."