Ahora es un apasionado cienciólogo, pero
en su día fue un devoto católico. Tom Cruise incluso empezó a recibir
en un seminario la instrucción necesaria para ser ordenado sacerdote de
la Iglesia católica, pero fue expulsado por robar varias botellas de
licor del centro.
Según cuenta Daily News, a los 14 años, Tommy Mapother -que es como se daba a conocer por aquel entonces el actor- lo tenía claro: quería ser cura.
La madre de Tom había abandonado a su padre, un electricista
maltratador, y se había llevado al introvertido chaval y a sus hermanas
de Canadá a los Estados Unidos.
Allí, el padre Ric Schneider, un afable religioso franciscano que estaba
reclutando jóvenes para el Seminario San Francisco de Cincinnati, Ohio,
convenció al actor para que fuese un candidato a sacerdote más. «Creo
que lo que Tom quería era recibir una buena educación, y sus padres
estaban pasando por un divorcio», afirma Schneider.
Sus profesores lo recuerdan como un alumno poco comunicativo y mediocre
en sus estudios. Cruise sólo salía de su caparazón cuando practicaba
deporte con sus compañeros o cuando actuaba en una obra teatral.
Shane Dempler, el compañero más cercano al actor en el seminario,
asegura que el actor estaba muy seguro de su intención de ser sacerdote.
«Tenía una fuerte fe católica», dice a Daily News.
«Íbamos a misa y pasábamos el tiempo en la capilla, escuchando las
historias de los curas. Creíamos que vivían bien, y por eso estábamos muy interesados en ordenarnos. Pero lo cierto es que éramos demasiado jóvenes para tomar esa decisión», cree Dempler.
En cualquier caso, Shane y Tom fueron expulsados del seminario
por robar varias de las botellas de licor de los padres franciscanos (y
emborracharse con ellas). Confesaron, y los pusieron de patitas en la calle. Después vinieron para Cruise Hollywood y la Cienciología.
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