viernes, 29 de noviembre de 2013

Estas son las 30 principales ideas que expone el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium

La primera Exhortación Apostólica del Papa Francisco, se titula Evangelii Gaudium, y es un extenso documento de 142 páginas que suma dos llamados inseparables: la evangelización y la justicia social, construidas sobre la esperanza, la fe, la caridad y la alegría cristiana.

Puede leer el texto completo de Evangelii Gaudium AQUÍ.

Estos son las 30 principales ideas que ofrece el Santo Padre en la Evangelii Gaudium:

jueves, 28 de noviembre de 2013

Se escaparon de casa para casarse -ella con 17, él con 21-, les dijeron que no durarían: ¡81 años!

Con sus cinco hijos, 14 nietos y 16 bisnietos, Ann y John Betar celebraron esta semana 81 años de casados y son considerados el matrimonio más longevo de Estados Unidos.

Somos tan bendecidos”, afirma John -de 101 años de edad- al reflexionar sobre su matrimonio y Ann -de 97 años- agrega que “se puede repetir y repetir. Es amor y comprensión incondicional”.

Los esposos Betar viven en Fairfield, Connecticut, (Estados Unidos). Se casaron cuando ella tenía 17 y él 21 años, luego que escaparon de casa a bordo de un Ford Roadster que él tenía, ya que los padres de Ann la querían casar con un hombre 20 años mayor que ella, según relata el diario inglés The Telegraph.

Ann recuerda que cuando se casaron el 25 de noviembre de 1932, ella “se preguntaba si estaba escogiendo correctamente”, y su hermana consolaba a su padre diciéndole que el matrimonio no duraría.




Como todo matrimonio, la pareja ha tenido momentos buenos y difíciles que según John se han llevado con “compromiso” y “dejando que la esposa sea la jefa”.

Su hija, Renee Betar, asegura que sus padres tienen “una maravillosa capacidad para enfrentar la vida como viene”, y para una de sus nietas, Heather Mitchell, la pareja es una “verdadera guía”.

El matrimonio Betar es uno de los ejemplos exitosos del amor conyugal que The Worldwide Marriage Encounter (WWME) enseña para que otras parejas puedan descubrir o redescubrir la importancia de Dios en su relación.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Era baptista... y vigilante en un museo de arte católico: allí saltó la chispa de su conversión

En una de las entradas de su blog, Catholic Gentleman [Caballero Católico], Sam Guzman ofrece algunos buenos consejos para la simplicidad en la devoción.

Cuenta que, cuando se convirtió al catolicismo, se sintió "desbordado" por la cantidad de devociones que practicaban los católicos: las cinco llagas, el escapulario, la coronilla de la Divina Misericordia, la Santa Faz, el Oficio de la Virgen María, el rosario, el Sagrado Corazón, los siete dolores de la Virgen...

"Este tesoro de devociones es una de las cosas más hermosas del catolicismo. Como celoso converso, comencé a cargarme a mí mismo con tantas devociones como fuera posible: a más devociones, más gracias, ¿no? Pero en vez de crecer en santidad, me encontré frustrado y quemado", confiesa.

Mejor poco y bueno...

Al final comprendió que la sobrecarga es contraproducente, porque "la naturaleza humana se distrae con facilidad y podemos fácilmente convertir en mecánica nuestra vida de oración. Si hacemos demasiadas cosas, nos centramos más en el procedimiento de la práctica de la devoción que en el objeto de la devoción, que es la intimidad con Dios y la unión con Él", explica con buen criterio: "Nos sentimos santos porque hacemos cosas, pero hacer cosas no sustituye al verdadero amor de Dios".

Por eso decidió practicar menos devociones, pero practicarlas mejor, recordando que, por ejemplo, algunos padres del desierto sólo rezaban uno o dos salmos  (como el "Oh, Dios ven a librarme, / Yahveh, corre en mi ayuda", Sal 70, 2) o alguna invocación simple ("Señor Jesús, ten piedad de mí, porque soy un pecador") en toda su vida.

Tres buenos consejos

Así que Guzman, aunque convertido hace sólo año y medio, da tres buenos consejos que a él le han ido bien.

1. Elige una devoción que te funcione. "Experimenta, prueba, Nuestro Señor te guiará hacia la que más te convenga. Practica la que más te ayude".

2. Persevera. "La devoción que hayas elegido, practícala con disciplina militar. Nunca la abandones por ninguna razón. La perseverancia es la única forma de que las devociones rindan fruto en tu vida".

3. Hazla bien. "En cualquier devoción que practiques, intenta rezar sinceramente y desde el corazón. Nunca lo hagas mecánicamente ni te distraigas. A todos nos cuesta luchar con las distracciones y con la desidia, pero no podemos rendirnos en esa lucha".

"Y recuerda, todas las devociones son medios hacia un fin, la devoción y el amor. Si una devoción te aleja de él en vez de acercarte, intenta otra", resume.

Baptista anticatólico

martes, 19 de noviembre de 2013

Contra el «progresismo adolescente» y el pensamiento único, el Papa recomienda leer «Amo del Mundo»

La homilía matinal del Papa Francisco en la residencia Santa Marta del lunes 18 de noviembre ha sorprendido a muchos por su carga de denuncia contra la "mundanidad", el "pensamiento único" y el "espíritu del progresismo adolescente", todo lo cual, previno el Papa, lleva a la apostasía.

Y por si no fuese suficientemente aleccionadora la lectura del día, del Libro de los Macabeos, en la cual los líderes de Israel, en vez de ser fieles a Dios y sus leyes, prefieren ir a pactar con el poderoso pero impío rey pagano, el Papa Francisco recomendó una novela apocalíptica, de ciencia ficción y teología, escrita en 1907 por un anglicano converso al catolicismo, R. H. Benson: "Señor del Mundo", también llamada "El Amo del Mundo".

En ella, el Anticristo es un líder político elegante, moderado, que habla de paz y de unidad, que seduce... pero que persigue y acosa a la Iglesia.

"Señor del Mundo" está en la misma tradición que su predecesora "El relato del Anticristo" (de Vladimir Soloviev, escrito en 1900, citado varias veces por Benedicto XVI, gratis aquí) o la novela más moderna "El Padre Elías" (que lleva ya 8 ediciones en España y puede adquirirse aquí).



La tentación de ser como los demás
El Papa Francisco partía del texto bíblico de los Macabeos: buena parte del pueblo de Dios se siente atraído por la cultura griega, y eso incluye aceptar el paganismo y el abandono de la fidelidad a Dios. El Papa se pregunta por la “raíz perversa” de esta infidelidad: el querer ser como los demás.

Van a “negociar” – señala el Papa Francisco – y se sienten entusiastas por esto. "Es como si dijeran ´somos progresistas, vamos con el progreso, donde va toda la gente´."

Para el Papa, eso es el “espíritu del progresismo adolescente” que “cree que ir adelante en cualquier elección, es mejor que permanecer en las costumbres de la fidelidad”.

Son personas que buscan renunciar ante el rey pagano a “la fidelidad al Dios siempre fiel”. “Esto se llama apostasía”, “adulterio”, señala el Papa. “Negocian precisamente lo esencial de su ser: la fidelidad al Señor”, denuncia el Pontífice.

“¡Negociamos la fidelidad! Y esto es precisamente el fruto del demonio, del príncipe de este mundo, que nos lleva adelante con el espíritu de la mundanidad", señala Francisco, un Papa que se siente muy cómodo hablando del demonio y sus engaños, al cual menciona con frecuencia.

Ceder ante el poder, antesala de la persecución

Hasta Justin Bieber, pese a sus escándalos, tiene un director espiritual, con quien lee la Biblia

Algunos pueden creer que los famosos y Dios son como el agua y el aceite: imposibles de mezclar.

Y más si el famoso en cuestión se llama Justin Bieber: vende millones de discos, vuelve locas a las adolescentes de medio mundo y, en más de una ocasión, los paparazzi le han pillado in fraganti fumando porros, armando un escándalo o saliendo, como ocurrió hace solo unos días, de un burdel en Brasil tras uno de sus conciertos.

Sin embargo, la estrella adolescente cuenta con un “director espiritual”: el pastor evangélico Judah Smith, a quien le cuenta todas sus intimidades y “fechorías”.

La influencia de la fama
Fue el propio Justin quien desveló el hecho recientemente, cuando recomendó a sus más de 6,8 millones de seguidores de Instagram que se hiciesen con un ejemplar del libro que acababa de publicar Smith: “Estoy orgulloso de mi pastor. Judah es el mejor predicador de nuestra generación. Leeos este libro. No os arrepentiréis”.

Este breve mensaje bastó para que el libro en cuestión escalara en cuestión de horas hasta el puesto número 1 de ventas de libros en el portal Amazon y para que todos los periodistas de Estados Unidos se pusiesen a la búsqueda del desconocido pastor.

Un pastor exigente pero con humor
Desconocido… al menos para los más alejados de la fe, porque Judah Smith (en la foto bajo estas líneas), pese a su juventud –tiene 36 años-, es uno de los pastores con más empuje entre los evangélicos estadounidenses.



Es el líder de la City Church de Seattle, pero es también un invitado habitual en encuentros protestantes a ambos lados del océano, donde ha llegado a congregar a más de 60.000 personas en sus predicaciones.

Sabe mezclar sentido del humor, inteligencia y exigencia evangélica, lo que le ha hecho inmensamente popular entre los adolescentes y jóvenes norteamericanos.

La relación de la estrella canadiense y el pastor evangélico comenzó hace tres años, cuando Judah Smith recibió la llamada de Pattie Mallette, la madre de Justin Bieber –quien, además, es una reconocida activista pro-vida.

Ésta iba a viajar a Seattle, y pidió hablar con Smith, para que se hiciese cargo de la vida espiritual de su hijo.

Cuando Justin apenas era un niño, su madre le ponía cintas de cassette por las noches con predicaciones del pastor evangélico.

“La verdad es que lo último que desea escuchar un predicador es que ponen sus charlas para que los niños se duerman”, bromeó Smith durante una entrevista que concedió a la cadena de televisión HLN.

Una relación sincera, con la Biblia a mano
Ahí comenzó la relación de ambos. “Mi relación con Justin es una de las más sinceras que he tenido a la hora de orientar a un adolescente”, explica Judah.

“Justin es un joven extraordinario, que trata de conocer cada día más a Jesús en contacto con su Palabra, a pesar de los retos y dificultades a los que tiene que enfrentarse cada día”, añade el pastor evangélico.

martes, 5 de noviembre de 2013

Adrienne von Speyr, médico, conversa al catolicismo, mística... habla de los encuentros con Jesús

La joven Adrienne von Speyr, en 1918
Adrienne von Speyr (La Chaux-de-Fonds, 20 de septiembre de 1902 — Basilea, 17 de septiembre de 1967) ha sido una de las místicas más importantes del siglo XX.

Fue la primera mujer que ejerció la profesión de médico en Suiza y tuvo una vida marcada por intensas iluminaciones desde la infancia, vividas con una cierta incomodidad debido a su confesión protestante de nacimiento.

Se convirtió al catolicismo con treinta y ocho años, en 1940, tras un largo periodo de crisis y búsqueda, poco después de haber conocido al jesuita Hans Urs von Balthasar, uno de los mayores teólogos católicos del siglo XX.

Permaneció siempre unida a él por una intensa relación espiritual, e inició con él una proficua colaboración intelectual.

Toda su misión de médico la dedicó al prójimo, a la que unió una intensa vida familiar — se casó una segunda vez al quedarse viuda — y, sobre todo, una intensa vida espiritual, centrada de manera particular en el misterio trinitario.

Punto de origen de su teología creativa es, de hecho, la Trinidad de Dios, que desde la eternidad ama, dialoga, crea.

Esta cercanía al centro del misterio cristiano, junto con la claridad y la fuerza expresiva de su escritura, hacen de su obra una de las más penetrantes e incisivas presentaciones de la doctrina cristiana.

Para Adrienne von Speyr la vida de fe es fuente de alegría y de paz, aunque no se le ahorra al creyente (como tampoco al místico) la cruz: en este sentido son importantes sus experiencias relacionadas con el Sábado Santo.



La segunda parte de su vida, una vez alcanzada la paz espiritual después de la conversión, estuvo marcada por enfermedades graves, grandes sufrimientos y, por último, por la ceguera.

Murió en 1967, después de haber recibido el don de los estigmas, precisamente el día de la fiesta de San Hildegarda, también ella médico y mística.

domingo, 3 de noviembre de 2013

El Padre Pío, al rescate de tres sacerdotes: el gordo roncador, el escrupuloso y el atrevido

El Padre Pío con el Padre Eusebio Notte, uno de sus más fieles amigos
El Padre Pío (1887-1968) no fue sólo un santo popular por los estigmas y por los milagros, que atrajeron a millones de personas hasta el convento de San Giovanni Rotondo. Es también un modelo de vida sacerdotal, pues evidenció la eficacia del apostolado de los sacramentos: la misa -cuya esencia de sacrificio expiatorio era tanto más patente si la celebraba alguien con las llagas de Cristo- y la confesión, a la que consagró prácticamente en exclusiva toda su existencia.

Por eso los sacerdotes figuraban entre sus hijos predilectos, y no dejó de distinguirles con su ayuda en momentos de dificultad.

Trepar por el cristal
Dificultad espiritual, como la del padre Pasquale Cattaneo, quien recibió permiso de sus superiores para acudir a confesarse con aquel capuchino natural de Pietrelcina a quien todos consideraban ya santo. Durante el viaje en autobús preparó a fondo el examen de conciencia, para que, llegado el momento, no quedase un solo rincón de su alma sin exponer al juicio del buen fraile. E hizo nuevos propósitos de enmienda.

Pero al acercarse a su destino, algún escrúpulo debió asaltarle, que pensó con desánimo: "¡La vida espiritual... es como intentar escalar por el cristal!".

Llegó a San Giovanni Rotondo, avisó de que había venido para confesar con el Padre Pío, y esperó su turno. Cuando llegó el momento, se arrodilló ante el santo y empezó a desgranar lo que había preparado. Terminó, recibió la absolución, y se levantó feliz, porque había sido capaz de hacer una confesión sincera. Se volvió entonces para despedirle y entonces el Padre Pío le miró, le sonrió y con ojos cómplices le dijo: "Así que la vida espiritual es como escalar por el cristal, ¿eh?".

El padre Cattaneo contó esta historia, que corrobora algo que cientos de personas vivieron: el don de conocimiento de almas que tenía San Pío de Pietrelcina, y que sorprendía con frecuencia a los fieles, para bien -como en este caso, en que la confesión fue buena- o para mal -como en tantas ocasiones en que preguntó a los penitentes por pecados que le habían ocultado, voluntaria o involuntariamente-.

Clamar ante el abismo
Pero el Padre Pío también ayudaba materialmente a quien se lo pedía en la necesidad. Como al padre Valentino, un capuchino de San Marco in Lamis, hijo espiritual suyo.

Durante la ocupación alemana de Italia en la Segunda Guerra Mundial, fray Valentino quedó en la Emilia Romagna, separado de su familia, originaria de la Puglia, por el frente de guerra. Tanto les echaba de menos y tanto le preocupaba su situación, que decidió ir al Sur a verles.

Para pasar a la zona controlada por los aliados contactó con grupos partisanos que luchaban contra los nazis, y le informaron de un paso montañoso, aunque advirtiéndole de su extremado peligro, y más con el frío invierno en el que estaban. Pero el atrevido padre Valentino pensó que era "ahora o nunca", se encomendó a su amigo y director espiritual el Padre Pío, y se unió a un grupo de gente en su misma situación para cruzar el frente por el lugar indicado.

Llegaron a un sendero muy estrecho y cubierto por la nieve, que discurría junto a un talud que desembocaba en un precipicio. Mientras lo descendía a duras penas, el fraile pisó en el lugar equivocado y se cayó, empezando a descender sin remedio hacia el abismo.

Empezó entonces a gritar desaforadamente "¡Ayúdame, Padre Pío, ayúdame!". Y justo en ese momento un arbusto detuvo su caída y le salvó la vida. Sus compañeros le ayudaron a subir de nuevo.

Llegaron a su destino, y días después el padre Valentino quiso ir a San Giovanni Rotondo a visitar al Padre Pío. En cuanto éste le vio, le dijo, antes de que hubiesen podido hablar: "¡Cuántas voces me diste el otro día! ¡Cuántas voces!". Y luego el santo se acercó a él, le abrazó y le dijo: "Vamos a dar juntos gracias a Dios".

Una escena cómica

Lectio Divina, imagen y Evangelio Domingo 3 de Noviembre 2013

Jesús: «todos son míos»

Del santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10

Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: "Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa." Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: "Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador." Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: "Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo." Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido."

 
 LECTIO DIVINA

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HOMILIA FR. NELSON MEDINA


 Meditación del Papa Francisco

Luego viene un segundo momento: la fiesta. El Señor hace fiesta con los pecadores. Se celebra la misericordia de Dios, que cambia la vida. Después de estos dos momentos, el estupor del encuentro y la fiesta, viene el trabajo diario, el anuncio del evangelio. Este trabajo debe ser alimentado con el recuerdo de aquel primer encuentro, de aquella fiesta. Y esto no es un momento, es un tiempo: hasta el final de la vida. La memoria. ¿Memoria de qué? ¡De aquellos hechos! ¡De ese encuentro con Jesús que cambió mi vida! ¡Cuando tuvo misericordia! Que ha sido muy bueno conmigo y también me dijo: “¡Invita a tus amigos pecadores, para que hagamos fiesta!”. Ese recuerdo le da fuerza a Zaqueo para seguir adelante. “¡El Señor me ha cambiado la vida! ¡Me encontré con el Señor!”. Recordar siempre. Es como soplar sobre las brasas de aquella memoria, ¿verdad? Soplar para mantener el fuego, siempre. (cf S.S. Francisco, 5 de julio de 2013).